Era el Tour de 1998, tres después de la era Induráin, esperaba
con ganas y emoción lo que podrían hacer los Olano, Escartin, Ulrich, Pantani…
y salto el escándalo Festina, pensaba que esto era algo pasajero, yo era todavía
un niño y creía que iba a ser simplemente ese año y algo muy concreto solo de
un equipo o dos, luego todo se olvido con la inolvidable exhibición del “Pirata”
Pantani. Meses después en mayo del 99, mi ídolo el mismo Pantani que el año
anterior se haría con el doblete Giro-Tour (ultimo corredor hasta el día de hoy
en hacerlo) era expulsado del Giro por una tasa alta de hematocrito, considere
que algo raro pasaba pero confié en su inocencia, de hecho hasta hoy confio en
ella. Llego la era Armstrong, nunca me llego a gustar su estilo, dominando la
carrera de principio a fin, con un equipo de supératelas, reduciendo
considerablemente el espectáculo en la montaña, pero aun así le admiraba, a él
y a todos los de la época. Durante varios años saltaba algún esporádico caso de
dopaje, pero nada me hacía presagiar que a partir de 2005 esto iba a estallar
en una locura. Heras en la Vuelta, Landis, Vinokourov, Ricco, Piepoli y compañía…hasta el día de hoy.
¿¿Y ha desaparecido el ciclismo?? Sigue siendo verdad, a
pesar de aquella dañina portada del Marca en el 2008 (“Es verdad el ciclismo”
jeringuilla incluida). Durante estos años , tras una bestial persecución mediática,
con la mayoría de medios de comunicación pasando de este deporte, durante años
solo hablando de él cuando estallaba algún positivo, el ciclismo se ha ido regenerando,
no algunos de sus principales actores, pero si el ciclismo en sí. Me refiero a
esos aficionados que hacen miles de kilómetros, aguantan dos días acampados en
medio de un monte, contra todo tipo de inclemencias meteorológicas, para verlos
pasar un minuto. Me refiero a esos que desean con impaciencia la llegada de los
domingos de abril, para ver esas clásicas del norte de Europa. También a
aquellos que con toda la ilusión del mundo salen cada día o cada fin de semana
a montar en su bici, o viajan a pruebas como la Quebrantahuesos a disfrutar de
este precioso deporte. En definitiva a todos los que queremos que esto siga
adelante y no hacia atrás como muchos quieren. Yo seguiré con el ciclismo, me
encanta y ni unos ni otros me quitaran esa ilusión. El ciclismo nunca muere
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