miércoles, 26 de junio de 2013

La caravana del Tour. Un curioso ritual



El aficionado al ciclismo, me refiero al que se agolpa en las cunetas en algunos casos esperando horas e incluso días para ver a sus ídolos en directo, agradece siempre su presencia. Durante casi una hora y como previa al paso de los corredores, la caravana publicitaria del Tour de Francia se convierte en un ritual que casi ninguno de los seguidores que se dan citan a los dos lados de la carretera quiere perderse. Una larga procesión de vehículos recorre exactamente cada uno de los kilómetros por donde apenas unas horas después transitaran los ciclistas más importantes del pelotón profesional.


La caravana fue creada en 1930 como un modo eficaz de publicidad orientado a los miles de espectadores que acudían a ver in situ a los ciclistas del Tour de Francia. En aquella época al existir equipos nacionales en competición, no tenían apenas presencia las marcas publicitarias en los maillot ni en la propia estructura de la carrera y Henry Desgrange, el patrón del Tour puso en marcha esta novedosa forma publicitaria para sacar rentabilidad a la prueba.


Según datos aportados en una encuesta realizada por la propia organización del Tour de Francia, el 47 % de los seguidores que siguen la carrera en vivo tendrían como principal motivación a la hora de asistir a este evento, la caravana publicitaria. Los vehículos transformados de una forma original adaptada a la marca anunciada, tardan cerca de 45 minutos del primero al último y reparten obsequios entre los aficionados.

Unos 20 km de largo, con sus 180 vehículos, 600 personas, 37 marcas representadas, 15 millones de regalos distribuidos…  Son algunos de los datos de la caravana publicitaria de la última edición del Tour de Francia en el año 2012.








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