Ahora que nos acercamos al tiempo de las grandes clásicas,
con sus muros y sus adoquines, hablaremos de una leyenda por esas tierras de
Flandes, Briek Schotte.
Alberic “Briek” Schotte nacía en 1919 en la pequeña
localidad de Kanegem, en Flandes Oeste. Conocido como el “hombre de hierro”
Schotte es un fiel ejemplo del luchador flamenco, hombre rudo por excelencia. Según
su propio testimonio era capaz de comerse para desayunar un bistec, dos huevos,
pan untado con mantequilla y un café para rematar, incluso llevaba carne en su
propia maleta cuando iba a disputar las carreras; ”comíamos bistec hasta
caernos de cansancio, vivía en la región de los mataderos clandestinos y podía aprovisionarme
fácilmente…”
Consiguió la victoria en los Tour de Flandes de 1942 y 1948
pero a pesar de sus múltiples intentos nunca llego a hacerse con el anhelado
triplete de De ronde. Durante su
carrera fue capaz de diversas hazañas ciclistas como proclamarse en dos
ocasiones campeón del mundo en ruta o clásicas tan prestigiosas como la
Gante-Wevelgen o la Paris-Tours, además de quedar en segunda posición en el mítico
Tour de Francia de 1948 detrás de Gino Bartali.
El Tour de Flandes de 1950 fue en su propia opinión el mejor
que corrió en su larga trayectoria por el adoquinado. Fue una edición marcada
por unas terribles condiciones meteorológicas, con lluvia, nieve, granizo y un
agresivo viento que dejo totalmente destrozados a los pocos valientes que
aguantaron encima de la bici en esa dura jornada por los muros flamencos. Era
su onceavo Tour de Flandes consecutivo de los 20 en los que participo el duro
ciclista belga. Schotte marchaba en cabeza junto a Fiorenzo Magni , el conocido
como “León de Flandes”, Van Est y Mahe cuando la mala suerte se cebo con él.
Un
desafortunado pinchazo le hizo perder la cabeza de carrera. Entre lo que hicieron sus congelados dedos y la ayuda de un espectador pudo reparar
este percance en su rueda y lanzarse a tumba abierta para alcanzar a los tres
hombres fugados. En ese momento perdía casi 5 minutos con ellos. Después de una
persecución a muerte por los helados pavés de la travesía, entre ellos el célebre
Kapelmuur o Muro de Grammont que se ascendía en esa edición por primera vez,
consigue atrapar a dos de los escapados pero no pudo con Magni que con dos
minutos de ventaja se hacía con la segunda de sus tres victorias en De Ronde . Esta proeza dice mucho del tesón
y valentía que atesoraba este terco rodador flamenco.
Como anécdota destacar que falleció el día 4 de abril del
año 2004, día en que se disputaba el Tour de Flandes esa temporada, un hombre
unido a una carrera eternamente, como dijeron aquel día los comentaristas de la
televisión belga “Dios debe ser uno de los grandes seguidores de Briek Schotte”
Monumento en homenaje a Briek Schotte en su localidad natal, Kanegem
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