domingo, 26 de agosto de 2012

Centrum RVV: El museo del Tour de Flandes

Este lugar, el cual considero de obligada visita a todos los amantes del ciclismo en particular a los que nos vuelven locos las clásicas, alberga un recorrido por todas la épocas de la carrera de los muros adoquinados, pasando por los grandes corredores que han dado prestigio a la carrera, además de por el recorrido y sus principales características que han hecho de esta prueba algo único a nivel mundial y que en Bélgica ,y en especial en la región de Flandes, se conserva como parte de su patrimonio histórico. Para que nos hagamos una idea el Tour de Flandes por esa zona vendría a ser lo equivalente mediáticamente hablando de un clásico  en nuestra liga de futbol.



También podemos emular a los corredores en uno de los muros de De Ronde en el simulador que hay en una de las salas del museo, así como formar parte de la historia de la carrera subiendo al pódium de la misma como vencedor. Finalmente encontraremos la tienda donde encontrar todo tipo de recuerdos de la carrera del ciclismo en general (Maillots, bidones, gorras, libros...)







Y para acabar qué mejor que refrescarnos con una magnifica cerveza belga (para mí las mejores del mundo sin duda) en la brasserie que hay en la salida del museo, donde además de poder beber y comer platos, la mayoría de ellos con nombres relacionados con el ciclismo,  podremos ver la decoración temática de bidones y maillots de todos los tiempos, habiendo autenticas joyas







Así que lo dicho, si vais por Bélgica y por la zona de Flandes, no os perdáis este autentico templo para los aficionados al deporte de las dos ruedas y a esa espectacular y preciosa carrera que es el Tour De Flandes



      





martes, 14 de agosto de 2012

Cultura Ciclista. Una gran iniciativa


Siempre que tengo la oportunidad de viajar a otros países me paso por alguna librería o papelería para ver las publicaciones existentes sobre ciclismo, claro está que en países con gran tradición como Bélgica, Holanda o Francia puedo encontrar infinidad de ellas, en los idiomas locales evidentemente, muchas de ellas, la gran mayoría, por no decir todas, no tienen traducción al castellano, por lo cual en mi caso, que como mucho me defiendo algo con el ingles, me quedo sin poder disfrutar de estas grandes lecturas.

Estos días he conocido la iniciativa de CULTURA CICLISTA, una microeditoral que se especializara en publicar libros de ciclismo en carretera y en principio lo hará traduciendo al castellano algunas de estas joyas que solo estaban en sus idiomas originarios.

Desde aquí agradecer este tipo de iniciativas ya que son pocos los libros existentes en castellano relacionados con el ciclismo. Yo particularmente como amante de la historia de este deporte me alegro de poder leer las biografías de grandes campeones o la leyenda de algunas carreras.

En este momento ya tienen a la venta cuatro libros:  Mañana salimos, de Jean Bobet.  El chivo expiatorio, de Verner Moller.  Inventando el ciclismo, Charles Terront y la primera Paris-Brest-Paris.
y Un diablo llamado dopaje también del danés Verner Moller




Así mismo según nos cuentan en su página web para los próximos meses estarán disponibles las biografías de dos grandes mitos como El Pirata Marco Pantani y Laurent Fignon.

                                         http://www.cultura-ciclista.com/ 

jueves, 9 de agosto de 2012

Esa emocion casi inexplicable


Cuando en el pasado mes de julio hablaba entre amigos y conocidos que subiría a los pirineos a ver pasar alguna etapa del tour de Francia (como prácticamente todo los años), pude oír todo tipo de comentarios, desde el  “pero si les ves pasar un segundo y ya está…”  hasta la muy típica de “para que vas a ir si este año no llevamos a nadie” pasando incluso por algunas que me insinuaban que eso estaba muerto y que vamos 4 frikis.
La mañana del 17 de julio emprendíamos viaje, al igual que el año anterior, a los pirineos, concretamente al Tourmalet,aunque no fuera final de etapa nos decantamos por ver la carrera en un puerto intermedio, ya que esta vez quisimos evitar los bestiales atascos que sufrimos el año pasado en Luz Ardiden .
Según te vas acercando a los pirineos por la autopista ya puedes ver la cantidad de caravanas y aficionados en diferentes vehículos que se acercan a ver el tour, sobretodo la magnífica afición vasca que llena de ambiente y colorido las subidas.
Poco antes de empezar la subida al puerto, paramos para comer en algún paraje cercano y comenzamos la subida. Lo hicimos por la vertiente de la estación de esquí de La Mongie (St Marie de Campan).Según  vas avanzando kilómetros para arriba te vas dando cuenta de la belleza y de la espectacularidad de esta ascensión, y también de la historia ciclista que se respira en la montaña, recordando grandísimas estampas de ciclismo al transitar por las famosas galerías llenas de pintadas de animo a los corredores que hay en esa vertiente del puerto. Poco antes de la cima del puerto, pasada ya la estación de La Mongie, que en algunas ocasiones fue final de etapa, montamos nuestro campamento base. Allí podemos comprobar la cantidad de autocaravanas y aficionados en tiendas de campaña que esperan la llegada del día siguiente para ver pasar a los corredores. La tarde noche va trascurriendo con una buena cena, unas cervecitas y ropa de abrigo ya que la noche a mas de dos mil metros es fresca a pesar de estar en el mes de julio.


 

A la mañana siguiente al salir de la tienda de campaña una vez más te sorprendes al admirar el lugar donde hemos pasado la noche, sencillamente espectacular. Una vez desayunado algo de lo que nos quedaba nos subimos a la cima del puerto en donde se encuentra el monumento del ciclista, y el busto de Jaques Goddet el que fuera director del Tour de Francia hasta 1988 donde poco antes de la llegada de los corredores pudimos ver al actual director de la carrera francesa Christian Preudhomme juntos con dos mitos de este deporte Eddy Merckx “El caníbal” y Bernard Hinault “El caimán” depositando un ramo de flores en homenaje a Goddet por su grandísima labor tanto como director de la carrera como por ser uno de los pioneros del periodismo deportivo en el país galo. En la cima del coloso pirenaico se respira ciclismo por todas partes en ningún momento paraban de llegar aficionados que subían en bici el puerto, los había de todas las características, desde el cicloturista preparado con su buena bici de carretera hasta gente con bicis de montaña que llegaban un poco mas asfixiados a la parte más alta pero a todos les une la ilusión de entrar en la historia por haber subido el Tourmalet y pasar una gran jornada viendo el paso del Tour. Después de tomar un café en el único bar existente en la cima, donde por cierto tenían cerrado el acceso al servicio cosa que me parece muy mal dada la cantidad de aficionados que allí nos encontramos , desde aquí hago un llamamiento a las organizaciones de carreras ciclistas para que piensen un poquito en los seguidores que esperamos durante horas e incluso días al paso de la carrera para que nos traten un poco mejor ya que es mejor y mas espectacular ver las cunetas llenas de aficionados que totalmente vacías como ocurre en determinadas pruebas ciclistas, nos vamos situando para no perder detalle.


 Se va acercando la hora del paso de los ciclistas y en esa espera vemos pasar la famosa caravana publicitaria lanzando todo tipo de obsequios y animando un poco a la gran cantidad de gente que se da cita a lo largo de toda la etapa, aunque parezca una tontería es algo que se echa en falta aquí en la Vuelta.  Ya ha llegado la hora, los helicópteros sobrevuelan nuestras cabezas y eso es sinónimo de la inminente llegada de los primeros corredores, los aficionados miran (los mas preparados con prismáticos en mano) desde el precipicio de la cumbre las curvas por donde asomaran en breve los escapados.   Y ya están aquí, la emoción al ver pasar los ciclistas después de tantísimo tiempo esperando es indescriptible como dice Ander Izaguirre en su libro Plomo en los Bolsillos, el cual recomiendo desde aquí, “con esa reverencia de los ritos un poco absurdos pero apasionados” después de llevar casi dos días en el monte. En primer lugar aparecen Voeckler y Brice Feillu y a continuación el rosario de corredores escapados durante la jornada para dar paso al grupo del líder donde domina con mano de acero el Sky .
Y ya está, se acabo todo, con el paso del coche escoba se da por finalizado el paso de la carrera, la afición anima desde el primero al último cosa que hace más increíble este deporte y también único. Ahora toca a esperar a que se desaloje la carretera e intentar enterarnos del final de la etapa, la cual finalmente seria para el alsaciano Voeckler. Por fin podemos ir bajando con algún atasco pero con la sensación de haber presenciado un día de magnifico ciclismo y estar en contacto con la montaña.
Sin más animo a todo aficionado al ciclismo a que se acerque a ver alguna carrera, pero en especial al Tour de Francia donde se vive ese ambiente especial que imagino solo será igualable al que se podrá vivir en los gigantes de los Dolomitas en el Giro o en las clásicas de primavera de Flandes, Roubaix o Lieja.
También agradecer desde aquí a todos los colegas y familiares  que alguna vez me habéis acompañado a ver las carreras a pesar de que sean un montón de horas para unos minutos, como mucha gente me dice, en especial a mis padres por esas largas travesías por las montañas de la Vuelta y el Tour.